miércoles, 7 de agosto de 2013

El Niño De La Esperanza de Triana

Pasamos a contarles nuestra primera anécdota cofrade...Una anécdota cofrade que ocurre en la Madrugá de 2004...Ocurre a la Salida del Misterio de las Tres Caídas de Triana. Cuando el paso de misterio sale, la gente observa de que en el costero derecho hay un niño junto al patero, agarrado a aquel lugar, aunque la gente pensó, que debía ser el hijo de algún costalero, pero no era así, era un chaval desconocido para la cuadrilla...


Siguió por la calle Pureza calle abajo, bailando al igual que bailaba el paso, con los solos interminables de Enmanuel y María Santísima del Rocío y pegando izquierdos al igual que lo hacía la cuadrilla...El chaval disfrutaba junto a su Cristo de las Tres Caídas...

Protegido por la cuadrilla de costaleros, el chaval siguió por la Plaza de la Magdalena, calle San Pablo, Rioja y O´donnel hasta llegar a la Plaza de la Campana donde entró y la cruzó agarrado tal y como venía, agarrado al mismo costero...Cruzó impresionado la campana, la calle sierpes y la Plaza de San Francisco, así como la Catedral...5 Horas llevaba al lado de su cristo sin parar, no tenía sueño, esa noche quería estar con su Cristo de las Tres Caídas y efectivamente, su sueño se estaba haciendo realidad...

La cuadrilla de costaleros le preguntaba si era un niño perdido o era el hijo de algún costalero del paso de palio pero el chico no respondía, seguía y seguía junto al misterio de frente...La misma cuadrilla tuvo que arroparle del gran cúmulo de personas por el Arco del Postigo, la capilla del baratillo y el mismo Puente de Triana...También en las calles del barrio y así como en Santa Ana...

Cuando ya Paco Ceballos llevó al paso hasta la misma puerta...El chaval se acercó a Paco antes de que llamara por ultima vez al paso antes de entrar...El chaval le preguntó...¿Puedo tocar el martillo?...Paco, impresionado le miró y le respondió con una sonrisa, aunque efectivamente, le dejó tocar el martillo del misterio...

Una vez dentro ya el paso de misterio, los costaleros ya salieron del mismo y se dieron cuenta de un detalle...El pequeño, ya no estaba...Lo buscaron por la Capilla, por toda la calle Pureza, preguntaron...Pero no encontraron rastro alguno del chaval...Disfrutaron con él y aunque el chaval, nunca más volviese a aparecer, supieron perfectamente que durante esa noche, disfrutó agarrado a ese costero derecho, junto a su moreno de la calle Pureza...

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